La respuesta es sí ¿pero cómo?
La creatividad necesita las condiciones para poder desarrollarse y expandirse. Piensen en ella, como si estuviese en manos de la persona que fueron en su infancia. Es decir, su niño o niña interior. En ese tiempo, no necesitábamos de grandes recursos, para darle forma a lo que imaginábamos. Con una caja de lápices de colores, podíamos interpretar el mundo como lo observábamos y sin tomar en cuenta, la palabra «arte”. Podíamos pasar tardes enteras, en el rol de un soldado intergaláctico, o como súper heroína del mundo marino. Lo único necesario, era nuestra disposición al juego. Recuerden el placer corporal, mental y espiritual, que nos provocaba jugar. Si lo comparan con otros estados, es similar al cosquilleo que nos provoca conocer ciudades nuevas, o cuando estamos enamorados, o cuando abrazamos con el corazón a nuestros hijos. Tal vez, practicando algún deporte, sobre todo el día que estuviste «inspirado» en la cancha. Todos hemos vivido esa experiencia, una o varias veces.
Pero de grande ¿cómo puedo ser más creativo?
De la misma forma que lo eras cuando niño: jugando. Darte los espacios para tu propia diversión, abrirá tu mente a nuevos contenidos. Porque a veces, las grandes ideas, no llegan al escritorio cuando estamos de cabeza trabajando, sino que mientras paseamos en bicicleta, subiendo el cerro, después del futbol de los días jueves o en la clase de improvisación teatral.
¿Has notado como cambia tu ánimo, después de pasarlo bien? Alejar los pensamientos negativos, también ayuda. Pero de eso, hablaremos en otra entrada.
¡Diviértanse!
(Pasen a ver el video que hice para este post)
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